lunes, 7 de noviembre de 2016

MAS ALLA!! 2 Tesalonicenses 2,16–3,5


“Que nuestro Señor Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos amó y nos dio gratuitamente un consuelo eterno y una feliz esperanza, los reconforte y fortalezca en toda obra y en toda palabra buena. Finalmente, hermanos, rueguen por nosotros, para que la Palabra del Señor se propague rápidamente y sea glorificada como lo es entre ustedes. Rueguen también para que nos veamos libres de los hombres malvados y perversos, ya que no todos tienen fe. Pero el Señor es fiel: él los fortalecerá y los preservará del Maligno. Nosotros tenemos plena confianza en el Señor de que ustedes cumplen y seguirán cumpliendo nuestras disposiciones. Que el Señor los encamine hacia el amor de Dios y les dé la perseverancia de Cristo”.


Palabra de Dios





En esta semana hemos celebrado la fiesta de todos los santos y de los difuntos. Algunos se han empeñado en provocar una polémica hablando de la incineración y las cenizas de los muertos. En este año de la Misericordia debemos poner mas atención en los vivos mas que en los muertos así lo decía el Evangelio de ayer “No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos”.



Si morir es dejar un hueco para los que vienen detrás y es el último acto de amor que podemos hacer en este mundo, esperar en la resurrección, es un acto de esperanza que proclamamos en cada eucaristía, en la que celebramos la muerte y la resurrección de Jesús. Si Dios es el Dios de la vida, estamos convocados a vivir y a dejar vivir, a crear vida, que nadie se encierre en la muerte, los cristianos confesamos que la vida no termina, se transforma.




Pablo nos invita a vivir nuestra vida de una manera diferente, al lado de nuestro Señor Jesucristo, Dios nos ha dado la vida con la única misión de ser felices, porque de El venimos y hacia El vamos,

Pero la vida es demasiado hermosa como para pasarla sin alegría y sin amor. Por supuesto que, en este mundo, no existe la felicidad perfecta y duradera, que sólo disfrutaremos en el cielo; sin embargo, en la medida de lo posible, se puede ser feliz y vivir con alegría, a pesar de las enormes dificultades de la vida diaria. Incluso, cuando vienen los momentos más trágicos de la muerte de seres queridos o de enfermedades incurables; si tenemos fe, podemos dar sentido a una vida, aparentemente inútil, y podemos levantar la cabeza hacia ese Dios Amor, a ese Dios misericordioso que nos anima a seguir viviendo y a luchar por la salvación de los demás.








Nuestra vida no termina con la muerte. Hay un más allá luminoso y feliz, donde Dios, Padre amoroso, nos espera con infinito amor. Olvidarse de Dios o rechazarlo, es como vivir sin el sol de cada día, es vivir sin perspectiva de futuro, y así la vida no tiene sentido. El sentido de la vida está en Dios, que nos ama, aunque, a veces, esté oculto y silencioso.





Debemos ser valientes como esos cuatro hermanos que ante la adversidad de muerte jamás dejaron de confiar y defender a Dios. Ojala que podamos vivir con la mirada puesta más allá del horizonte, más allá de la muerte, más allá de las cosas de este mundo. Ojala podamos vivir con la mirada puesta en Dios. Sólo así vale la pena vivir de verdad y para siempre. Animo!!



Buena semana para todos.-



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